La lluvia de estrellas fugaces

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La lluvia de estrellas fugaces



Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, vivía una niña llamada Ana. Ella era curiosa y le encantaba mirar las estrellas por las noches.



La lluvia de estrellas fugaces



Una noche, mientras Ana miraba el cielo estrellado, algo increíble sucedió. De repente, una estrella fugaz cruzó el cielo dejando un rastro de luz brillante a su paso. Ana quedó asombrada y no podía dejar de mirar el cielo, esperando ver más estrellas fugaces.



De repente, escuchó una voz suave que le susurró: "La noche de las estrellas fugaces ha comenzado. Pide un deseo y se hará realidad".



Ana, emocionada, cerró los ojos y pidió su deseo. Al abrirlos de nuevo, vio que cientos de estrellas fugaces atravesaban el cielo, dejando un hermoso espectáculo de luz.



Ana decidió compartir la experiencia con sus amigos del pueblo, y juntos, todos pidieron sus deseos. Uno quería tener un perro, otro deseaba viajar al espacio, y otro quería ser un gran músico. Todos estaban emocionados y esperaban que sus deseos se hicieran realidad.



"Las estrellas fugaces nos recuerdan que aunque seamos pequeños en este vasto universo, tenemos la capacidad de soñar y hacer que esos sueños se hagan realidad".



Pero Ana sabía que no solo se trataba de pedir deseos, sino de tener fe y confianza en que se cumplirían. Así que, mientras seguían viendo las estrellas fugaces, Ana les dijo a sus amigos que debían creer en sus deseos y trabajar duro para lograrlos.



La noche terminó y las estrellas desaparecieron, pero la ilusión y la esperanza que dejaron en los corazones de los niños permaneció. Con el tiempo, cada uno de ellos logró alcanzar sus deseos, gracias a la fuerza de sus sueños y la perseverancia.



Desde entonces, cada vez que había una lluvia de estrellas fugaces, Ana y sus amigos recordaban esa noche mágica y la importancia de creer en sí mismos y en sus sueños.


Espero que te haya gustado este cuento infantil. ¡Que tengas un bonito día!



HAY UN POEMA,


La noche es un manto oscuro

pero en lo alto se ilumina

cuando una lluvia de estrellas

atraviesa la nebulosa fina.


Son fugaces, breves momentos

de luz y magia en el firmamento

que nos invitan a soñar despiertos

y a contemplar el universo en movimiento.


Es un espectáculo fascinante

que nos conecta con lo divino

y nos recuerda lo insignificante

que somos ante el cosmos divino.


En la oscuridad, un deseo

de pedir un deseo y esperar

que se cumpla en el tiempo adecuado

y nos ilumine como las estrellas al pasar.


Así es la lluvia de estrellas fugaces

un regalo celestial de vez en cuando

que nos hace sentir pequeñitos y grandes

y nos hace creer en lo sobrenatural y lo humano.


¡Que bonito es soñar y lograr alcanzar nuestros sueños!

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